Cerro azul en el Guaviare, la Capilla sixtina del Amazonas

Visitar Cerro Azul en Guaviare (o Cerro Pinturas) es ser testigo de una maravillosa ilustración del patrimonio cultural e histórico precolombino en América Latina y, en particular, en la región amazónica. Es un sitio fascinante que combina exploración, historia, misterio y patrimonio importante para la humanidad.

San José del Guaviare está situado en la frontera entre las llanuras y la selva amazónica. La Serranía de la Lindosa, donde hay algunos yacimientos de pinturas rupestres, se considera la puerta de entrada al Chiribiquete, el parque natural más protegido de Colombia, y que es cerrado al público.

La región ha albergado numerosas culturas precolombinas y las pinturas rupestres de los alrededores de San José del Guaviare son testimonio de esta herencia.

“Descubriendo” Cerro Azul

La capilla sixtina del amazonas en el guaviare

Los diversos sitios de pinturas rupestres del Guaviare revelan un tesoro artístico y cultural de una envergadura impresionante. Tanto es así que la prensa extranjera no ha dudado en utilizar superlativos para describir estos sitios de pintura rupestre como “la Capilla Sixtina de los antiguos”

Cuando los occidentales continúan “descubriendo” América

Entre 2018 y 2020, la prensa extranjera ocupará titulares anunciando el “descubrimiento” de pinturas rupestres en la región del Guaviare, sin conocer la historia del lugar ni las expediciones científicas que ya lo han estudiado. A menudo confunden la Serranía de la Lindosa con el Parque Natural de Chiribiquete (donde también hay miles de pinturas rupestres, pero que no son accesibles al público).

Sin embargo, hubiera sido fácil para los periodistas obtener información de los científicos colombianos. Spoiler: las pinturas rupestres del Guaviare no fueron descubiertas en 2018.

En primer lugar, es obvio que los indígenas de la zona siempre han conocido este lugar y que los habitantes de la región siempre lo han sabido, participando incluso a su protección.

Según el periódico el Espectador, ya en los años 1950 algunos arqueólogos había descrito algunas de las pinturas de la zona de la Serranía de la Lindosa. Y en los años sesenta, una expedición a la Sierra de la Macarena también había registrado algunas de estas pinturas.

Luego, en 1980, profesores del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional organizaron una expedición en la que hablarían de las pinturas murales de Cerro Azul en el Guaviare (también conocido como Cerro Pinturas).

Los años sombríos y el despertar gracias al turismo

A partir de los años ochenta, la guerrilla de las FARC comenzó a disputarse este territorio con el ejército nacional. Los paramilitares se implicaron en el conflicto y la región de San José del Guaviare vivió varias décadas oscuras de conflicto armado y narcotráfico.

La región cayó en el olvido y los sitios de pinturas rupestres del Guaviare quedaron totalmente inaccesibles.

Fue gracias al proceso de paz y a la desmovilización de las FARC a principios de la década de 2010 que el Guaviare experimentó un renacimiento, permitiendo la reapertura al turismo y la realización de investigaciones arqueológicas en profundidad.

Como en muchos lugares afectados por el conflicto en Colombia, se puede decir que en medio de la desgracia y las atrocidades cometidas en estas regiones, las décadas de abandono estatal y la imposibilidad de acceso a causa del conflicto han ayudado a mantener los sitios naturales y arqueológicos en un estado de conservación único.

Desde principios de la década de 2010, se han venido desarrollando de alternativas viables a los cultivos ilícitos, el turismo juega desde entonces un papel central en la preservación de los sitios arqueológicos y naturales alrededor de San José del Guaviare.

12000 años de historia

A partir de 2014 se iniciaron excavaciones al pie de los grandes paneles de pinturas rupestres, dando inicio a importantes investigaciones científicas en Cerro Azul, en Guaviare.

En siete años de excavaciones, varios grupos de investigadores recolectaron varios miles de objetos, restos de mamíferos y semillas carbonizadas, lo que permitió datar los distintos periodos en los que se atestigua la presencia humana en el sitio.

Como las pinturas se hicieron en gran parte con óxido de hierro, no se pueden datar. Sólo los objetos y restos enterrados bajo la tierra alrededor de los páneles de pinturas han permitido datar la presencia humana en este lugar.

Por el momento, el consenso científico es que los restos humanos más antiguos encontrados en el yacimiento datan de hace más de 12.000 años, lo que convierte a este sitio en uno de los testimonios artísticos más antiguos de América Latina.

Los investigadores también han podido datar semillas y artefactos de hace 9.000 años, 7.000 años, 3.000 años y hasta 320 años, lo que permite deducir que este sitio ha sido un lugar de encuentro e intercambio para los pueblos de la región durante miles de años, hasta la actualidad.

Los yacimientos de pinturas rupestres de la Serranía de la Lindosa han sido declarados sitio de importancia arqueológica por el ICANH desde el 2018

Cerro Azul en Colombia

Pinturas rupestres en el Guaviare

A sólo algunas horas en 4×4 de San José del Guaviare se encuentra la Serranía de la Lindosa, un macizo formado por numerosos “Tepuyes”, montículos rocosos originarios de la meseta guayanesa, la formación geológica más antigua del planeta. Estos “Tepuyes” se encuentran en Guayana, Brasil, Venezuela y Colombia.

Es aquí donde las civilizaciones precolombinas han marcado su presencia mediante la creación de inmensos páneles de pinturas de color ocre cuyas representaciones siguen siendo un misterio.

Lo que hay que entender es que Cerro Azul, en Colombia, es sólo el árbol que esconde el bosque. Cientos de lugares similares se encuentran por toda la selva amazónica alrededor de la Serranía de la Lindosa, la Macarena y el Chiribiquete.

Cerro Pinturas, y los diversos sitios similares accesibles desde San José, son de hecho un testimonio accesible al público de las miles de pinturas rupestres ocultas a la vista y protegidas por la selva amazónica.

Las pinturas rupestres presentan una variedad de escenas e imágenes que representan la vida cotidiana, las creencias y las prácticas de las culturas precolombinas. Los investigadores han quedado asombrados por la calidad y diversidad de las obras. Y la verdad es que nosotros despues de verlas tambien! jeje

Los dibujos más abundantes en los paneles de la Serranía de La Lindosa muestran a seres humanos interactuando con plantas, bosques y animales.

Polémicas y misterios

Algunos investigadores han interpretado ciertas pinturas como representaciones de la megafauna que datan del final de la última glaciación (-12 000 años).

Otros científicos, sin embargo, creen que estas representaciones están más relacionadas con “visiones” chamánicas. Y puesto que Cerro Azul puede haber sido un lugar sagrado o de reunión a lo largo de los siglos, es muy posible que se hayan ido añadiendo pinturas con el paso de los años.

Algunas teorías incluso explican que las pinturas que pueden verse en este lugar, se refieren a acontecimientos relacionados con la colonización española.

Al igual que los sitios de San Agustín o Tierradentro, Cerro Azul y las pinturas rupestres de la región del Guaviare siguen siendo un misterio casi total. Además, las investigaciones son relativamente recientes así que todavía quedan muchos interrogantes sobre las pinturas rupestres de la Serranía de la Lindosa.

Nuestra experiencia en Cerro Azul, Guaviare

Pinturas rupestres en colombia

Tuvimos la suerte de ver estas increíbles pinturas con nuestros propios ojos. Marcel, nuestro anfitrión local en San José, nos recogió para acompañarnos a uno de los sitios más importantes de la Serranía de la Lindosa.

El acceso al Cerro Pinturas (situado en una propiedad privada) está regulado y sólo se permite en presencia de un guía del pueblo de Cerro Azul. Cuando llegamos a la finca que es la entrada al sitio, conocimos a William, un joven del pueblo que sería nuestro guía del día.

Salimos en caminata de algunas horas para llegar hasta el pie del Tepuye. Primero bajo un sol super fuerte a través de la sabana, y luego bajo un bosque donde tendríamos la oportunidad de hacer algunos encuentros inesperados, ¡sobre todo con monos lanudos!

¡el espectáculo inicia cuando llegamos al pie del primer panel de pinturas rupestres! Este primer panel ofrece la mayor concentración de pictografías de Cerro Pinturas.

Aunque habíamos visto imágenes en internet, la sorpresa está ahí, ¡es magnífico! El momento es de admiración, de interrogación, de efervescencia en el cerebro…

Ante estas pinturas milenarias, ¡la imaginación vuela! Mientras rodeamos el Tepuye, descubrimos otros dos páneles de pinturas rupestres, mucho más grandes y muy diferentes en su fisonomía, en la variación de los pictogramas y en la forma en que están expuestos.

Las pinturas que observamos representan escenas de la vida, caza, lucha, danza, ceremonias, representaciones de animales, hombres, formas geométricas y otros símbolos…

No se sabe casi nada sobre el origen exacto de estas pinturas. Sabemos que son fruto de las culturas indígenas amazónicas, pero ¿cuáles son sus significados? ¿De dónde proceden? ¿Quiénes eran exactamente sus autores ?

Todas las interpretaciones son posibles y las conversaciones con William y Marcel van y vienen sin cesar.

Antes de regresar, atravesamos las entrañas del Tepuye para salir al otro lado y subir a un mirador que ofrece una vista única de la inmensa selva amazónica. Verde, verde y más verde, ¡hasta el infinito!

Allí damos rienda suelta a nuestras emociones, a nuestras numerosas preguntas sin respuesta… y esto justamente lo que hace la magia de este lugar, esto es lo que nos deja con la boca abierta ante la estética de los frescos, admirando el mensaje de una cultura secular.