La Catedral de sal de Zipaquirá, un imperdible en Colombia ?

La Catedral de Sal de Zipaquirá es considerada como una de las maravillas de Colombia. Pero, ¿es realmente una visita obligada en un viaje por Colombia? Nos hicimos esta pregunta durante mucho tiempo, y tardamos otro tanto en decidirnos a ir y comprobarlo por nosotros mismos.

A decir verdad, nos hacía dudar un poco lo que habíamos oído, y nos imaginabamos tal vez un espectáculo un poco kitsch, de luz y sonido para gloria de Dios…

Angélica había ido varias veces cuando era pequeña con su familia, como muchas familias colombiana. Pero esto hace más de 20 años, y sabíamos que la catedral había sido completamente remodelada en los últimos años.

Así que bueno, por fin nos decidimos a ir y vivir la experiencia nosotros mismos y aquí te contamos lo que nos pareció la visita y si vale la pena o no.

Historia de la sal de Zipaquirá

visitar la catedral de sal

Antes de ser una iglesia, el lugar donde se construyó la Catedral de Sal de Zipaquirá era una mina de sal.

Hace varios millones de años, la región que rodea Bogotá era en realidad un mar. Cerca de Villa de Leyva se han encontrado fósiles de animales marinos. Así que fue un proceso de sedimentación el que formó las montañas de sal que vemos hoy en Zipaquirá, Nemocón y Sesquilé.

La historia del uso de la sal en Colombia se remonta a la época precolombina. Por aquel entonces, la sal se utilizaba como moneda de cambio. En aquella época, la sal era mucho más valiosa que el oro. Se utilizaba en el comercio entre los distintos pueblos que vivían en Sudamérica.

De hecho, la palabra “sal” dio origen a la expresión “sal diario” que luego evolucionó en “salario”.

La sal era tan importante en aquella época porque servía para conservar los alimentos. Era la nevera de las civilizaciones precolombinas. De hecho, es un método de conservación de alimentos que se sigue utilizando hoy en día.

Podemos decir entonces que el uso de la sal en la región se remonta a la época prehispánica. Se pueden encontrar rastros del uso de la sal de Zipaquirá, Nemocón o Sesquilé ya en el siglo V d.C. por los pueblos muiscas, habitantes de la región.

En aquella época, las poblaciones amerindias utilizaban el agua salada que salía de las montañas para fabricar panes de sal por decantación.

La explotación minera propiamente dicha comenzó a principios del siglo XIX con la construcción de las primeras galerías subterráneas.

La mina de sal de Zipaquirá sigue en funcionamiento hoy en día y la sal extraída se destina principalmente a usos industriales.

Historia de la Catedral de sal de Zipaquirá

Una mina de sal convertida en iglesia

La historia de la catedral de sal se remonta a principios del siglo XX.

Se cuenta que los mineros eran especialmente religiosos y que las galerías de la mina estaban cubiertas de signos religiosos y pequeños altares dedicados a los santos patrones. Se decidió entonces construir una pequeña capilla en el interior de la mina de sal para que los mineros pudieran practicar su fe directamente desde su lugar de trabajo.

Siguiendo este impulso, a mediados de siglo se inició la construcción de una gran catedral y en 1954 se inauguró la primera Catedral de Sal de Zipaquirá. Inmediatamente se convirtió en objeto de curiosidad y un lugar de culto popular.

La antigua catedral permaneció abierta al público hasta 1992, cuando se cerró por razones de seguridad (problemas estructurales). Se decidió entonces construir una nueva catedral en unos cuantos metros. Esta nueva catedral se inauguró en 1995 y es la que actualmente se visita.

La infraestructura interior y la escenografía han ido evolucionando con el tiempo para ofrecer a los visitantes distintas experiencias y actividades.

Visitar la Catedral de sal

que se ve, que hay para hacer

La Catedral de Sal de Zipaquirá es un lugar donde todo está diseñado para recibir a los turistas. Hay muchas excursiones disponibles desde Bogotá. Y las entradas incluyen un guía o audioguías según la disponibilidad.

Pero si no hablas bien español, te recomendamos hacer una visita privada con un guía anglófono o francófono, para que puedas aprovechar el día al máximo.

Si vienes en carro, encontrarás una gran zona de parqueo. En la plazoleta de la entrada de la mina, encontrarás la taquilla (aunque también puedes comprar tus entradas por internet), varios puestos de comida y artesanías, un restaurante / café, un muro de escalar y un museo de la sal que complementan la visita a la Catedral.

La visita al interior de la Catedral de Sal de Zipaquirá nos lleva a descender más de 180 metros por debajo de la montaña. Una montaña que ha visto sal sedimentarse a lo largo de milenios. La visita se divide en dos partes:

• El viacrucis que te llevará hasta la cúpula
• Las diferentes naves de la catedral propiamente

Entramos por un túnel típico de una mina excavada en la roca de sal, luego llegamos a las galerías comunmente construidas para extraer la sal de la mina. La primera galería se ha transformado en un “Vía Crucis” con 14 pasos místicos tomados de la Biblia, cada uno de los cuales ofrece una interpretación de la cruz tallada en la sal.

Este camino nos lleva a la “cúpula”, tallada en el techo de la galería que simboliza la relación con el cielo, del mismo modo que la cúpula de cualquier otra iglesia.

Seguimos el recorrido para bajar a la catedral propiamente dicha. Los volúmenes son sencillamente im-pre-sio-nan-tes. Unos pilares dignos de las más grandes catedrales sostienen tres naves, y la principal es donde se realiza la la misa todos los domingos.

Recientemente se ha instalado una proyección videomapping en la nave principal. Somos entonces invitados a tomar asiento en una de las bancas para disfrutar de esta animación donde evocaciones de la naturaleza, la formación de la tierra y la humanidad se mezclan para formar una obra sorprendente que contrasta con el lugar. La verdad, fue chevere.
El tema de esta proyección cambia según la época del año. Así que a lo mejor te toque otra distinta.

Aquí termina la visita guíada, pero no el recorrido! a partir de aquí uno es libre de continuar la visita y continuar explorando las numerosas tiendas instaladas en las galerías contiguas. Aquí se pueden comprar recuerdos, esmeraldas y artesanía. Incluso hay cafés y restaurantes donde comer algo si quieres hacer una pausa. Hay de todo, hasta un spa para aprovechar de las propiedades de la sal.

Una vez de vuelta a la superficie, puedes visitar un museo de la mina donde conocerás la historia de la sal en la región y la construcción de la catedral.

Si vienes con niños, seguro te interesarán otras actividades disponobles como la escalada en la estructura que encontrarás en la explanada principal.

Nuestra opinión sobre la Catedral de sal de Zipaquirá

Es realmente un imperdible en colombia ?

Regresamos de la Catedral de Sal de Zipaquirá con una mezcla de encanto y cuestionamientos…

Evidentemente, es imposible no emocionarse ante la impresionante catedral, los volúmenes, el trabajo arquitectural y de ingeniería para lograr tal resultado. También es imposible no sentir curiosidad por estas paredes de sal, sus formas, capas y paisajes visuales, tocar las paredes y sentir el sabor salado en la punta de la lengua…

También nos tranquilizaron bastante los efectos visuales. La iluminación es evidentemente llamativa (verde, violeta, azul, etc.) pero no es desagradable y al contrarioo ayuda a crear cierta atmósfera en el lúgar.

Aunque la parte del Vía Crucis no nos pareció tan interesante, la Catedral en sí nos impresionó mucho. Y el espectáculo de vídeo mapping fue bastante sorprendente y nos gustó.

Por otra parte, la Catedral de Sal de Zipaquirá es también un templo del consumismo, y bueno, cómo criticar al pueblo el querer sacar provecho económico de los muchos turistas que pasan por allí. Sobretodo porque el pueblo en sí no es tan visitado…

Pero es fácil no ceder a los cantos de sirena del consumismo y simplemente dar media vuelta sin prestar atención a las incongruencias cómo el “Museo de Tutankamón” ? o cómo la réplica de una mina de esmeraldas (que nada tienen que ver con la mina de sal)…

Pero al final igual continuamos haciendonos esta pregunta: ¿merece la pena visitar la Catedral de Sal de Zipaquirá desde Bogotá cuando se esta viajando por Colombia y eres extranjero?
Será que el lugar vale la pena de hacer mínimo 2 horas de ruta por trayecto?
Será que el precio relativamente elevado para los turistas extranjeros se justifica?

Si eres colombiano, diría que sí, vale la pena. Si eres extranjero, la verdad aún nos lo preguntamos…

Saliendo de la catedral, decidimos ir a dar una vuelta al centro del pueblo y nos llevamos una agradable sorprensa con la plaza principal del pueblo y sus calles aledañas.

La plaza es super bonita y se puede caminar por las calles alrededor del centro histórico. Encontrarás bastante oferta para comer o tomar algo en lugares agradables. Así que no dudes en pasar por el centro de Zipaquirá y combinar tu visita a la Catedral con un almuerzo o una pausa para tomarte un café o tomar algo más.

La place est vraiment jolie et offre différents endroits pour manger ou boire un café. On peut rapidement faire le tour des petites rues du centre historique pour découvrir l’ambiance du village et au final on se dit ça peut être une sortie sympa de coupler la cathédrale et un repas ou une pause café au village.

El pueblo de Zipaquirá

Visitar la catedral de sal sin olvidar el pueblo

Bueno, al final nuestro consejo es que si tienes tiempo, no está mal dedicar un día (procurando jugar con los horarios para evitar los trancones de Bogotá) para visitar la Catedral de Sal, después puedes dar una vuelta por el pueblo, comer algo y regresar a la capital…

Así podrás descubrir los paisajes de la Sabana de Bogotá, donde también podrás visitar la mina de sal de Nemocón o la laguna de Guatavita, por ejemplo.

Pero si dispones de poco tiempo en la capital, no estamos seguros de que sea una visita imprescindible… Como siempre, ésta es sólo nuestra opinión. Muchos viajeros piensan que sí vale completamente la pena el esfuerzo.

Si estas recorriendo Colombia, lo que nos parece una super opción, es incluir la Catedral de Sal de Zipaquirá como una parada de camino a Villa de Leyva, si tu idea es ir a descubrir este ou otro pueblo boyacense despues.